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Jornada de oración online “La esperanza no falla” (Rom 5:5)

1° de agosto de 2020

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Era la primera vez que el grupo de adultos realizaba una jornada de oración utilizando una
plataforma digital. El primer sábado de agosto, durante toda la tarde, nos conectamos desde
distintos lugares: Quilicura, La Reina, Santiago, Providencia, La Calera, Viña del Mar, Valparaíso,
Llolleo y Concepción.


La tarde comenzó con una dinámica de acogida. Cada uno de los participantes compartió cuál era
el don que nos ha concedido Dios y cuál es la cita bíblica que ha marcado nuestra oración en este
tiempo de pandemia.


Durante las siguientes tres horas y media, escuchamos pautas, reflexionamos, oramos, dimos
gracias, descansamos, cantamos, nos reímos, trabajamos en cuatro grupos, discutimos, llegamos a
consensos, compartimos en un plenario, escuchamos testimonios y asistimos a Misa. El tiempo se
nos pasó volando. Fuimos 21 personas dando cierre y compartiendo los frutos de cuatro meses de
talleres online.


El primer taller comenzó en abril y siguió durante mayo. Nos dedicamos a leer y orar Génesis 1
para trabajar nuestros proyectos de vida, descubrir cuál es nuestro fin último, trabajar nuestros
Egiptos, éxodos y tierras prometidas.


El segundo taller lo impartió Lola Serna, desde España, durante dos semanas. Con ella nos
reunimos durante junio, para conversar y aprender sobre las pérdidas en la vida: las materiales, las
humanas, de lo que pudo ser y no fue, de la salud, de la vida, entre muchas otras. Lola nos habló
sobre el acompañamiento, lo que debíamos decir y hacer; también, de las etapas del duelo y del
duelo en tiempos de pandemia COVID-19. Aprendimos a orar en tiempos de pandemia, a cómo
poder perseverar en nuestro seguimiento de Jesús. Luego, por dos semanas, tuvimos un taller muy
vinculado al anterior sobre cómo vivir los momentos de tristeza en general.


En el tercer y último taller, nos dedicamos a aprender a gestionar nuestros afectos, lo que nos
afecta. A partir de la historia de la hemorroisa (Lc 8: 40-48), durante julio repasamos cómo
reconocer los síntomas de lo que nos conmueve, el origen o la raíz de nuestros males, las mentiras
que nos hemos tragado, los falsos doctores a los que hemos acudido, los pagos que les hemos
hecho. Pero también, las verdades que nos salvan, dónde y cuándo hemos tocado el manto de
Jesús.

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TESTIMONIOS DE LA JORNADA DEL 1° DE AGOSTO

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A continuación queremos compartir algunas experiencias de los asistentes para poder compartir
con ustedes los frutos de la oración.

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Mauricio Ahlers Narváez, miembro del grupo de adultos en Valparaíso y Providencia.

"Conozco a la Familia misionera hace casi dos años, cuando una amiga me invitó a una jornada de
un día en Providencia. Desde entonces he tratado de participar de manera más o menos constante
en los medios de formación y en las actividades.
Lo que más me llamó la atención, y lo sigue haciendo, es la alegría y la vida de familia. Eso es algo
muy palpable en el trato, en el compartir y en la forma en que se relacionan. Hay un ambiente de
respeto y de trato igualitario que es casi un sello de la Familia misionera.
En el momento de pensar qué es lo que me dejó la jornada, fue justamente eso. Sentir que mi fe
se reforzó y que el sentirme hijo de Dios es algo que debo tener presente a diario. Saber que ese
padre amoroso siempre está a la espera del hijo, como lo hace el padre misericordioso en la
parábola del hijo pródigo, y que ese hijo soy yo, me llenó de alegría y esperanza para seguir el
camino."

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Ingrid Benítez


"Participo en el grupo de adultos de Providencia hace un año y nueve meses. Conocí a la
comunidad en agosto de 2018. Me llamó la atención su acogida, la forma sencilla y alegre de
transmitir la fe.
La jornada fue muy acogedora. Con ella se dio cierre a un ciclo de encuentros desarrollados
durante la cuarentena, con ocasión de la pandemia, los cuales nos permitieron ver y considerar
este tiempo con esperanza y “contagiarla” a futuro. Esto, una vez que podamos retomar nuestras
actividades sin el confinamiento actual...
Luego de la jornada me llevo el sentimiento de un tiempo de germinación en el que Dios está
cuidando de mí. Me llevo lo reflexionado en grupo, el saber que Dios está presente en cada detalle
de la vida, ya que la racionalidad pura es insuficiente para justificar por sí sola la vida. Además, que
vivir la vida es a lo que siempre debemos propender, hoy y a futuro."

 


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Si deseas participar del grupo de adultos, nos reunimos cada domingo desde las 11 am
por Zoom.
+ Información: Juan Tapia jtapiag@ucdavis.edu | Instagram: @grupoadultosvdstgo

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