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Valeria Palominos, futura misionera Verbum Dei: “ para ser feliz la gente tiene que cambiar desde dentro y no desde fuera”

Con algunos problemas de internet y dos intentos fallidos de conexión, logramos ponernos en contacto por videollamada con Valeria Palominos, futura misionera chilena que actualmente está ad portas de terminar sus estudios religiosos en Alemania y así recibirse como consagrada Verbum Dei. Pero antes, conocer qué gatilló en ella dejar su antiguo proyecto de vida por la de seguir a Dios por el mundo. Te invitamos a inspirarte y conocer su historia.

 

Como Hilda Valeria Palominos Venegas llegó a este mundo, pero ella prefiere que le digan Valeria o Vale. De sonrisa permanente y contagiosa, nos cuenta que está contenta y expectante ante su examen final y desde ya pide nuestras oraciones de apoyo. Con algo de alegría y risas, nos responde nuestras preguntas de trivia para conocerla un poquito más:

 

Vale, ¿cuál es tu comida chilena preferida y cuál dulce? 

¡Uhh mi favorito es el pastel de choclo, los dulces de la Ligua y el pie de limón!

 

¿Tu animal favorito?

El delfín.

 

Ya, ahora pasemos a una pregunta muy profunda. ¿En qué momento de tu vida estabas cuando sentiste que Dios te llamó a ser misionera consagrada de Verbum Dei?

 

- Estaba en primer año de universidad, estudiaba Trabajo Social en la Universidad Católica del Maule, en Curicó. En ese entonces mi forma de ser era inquieta interiormente, insaciable, buscadora. Me metí en muchas actividades extraprogramáticas, como clases de danza,teatro, becas de trabajo, pero nada de eso me llenaba.

 

En medio de esa sensación, una amiga me invitó a una actividad pastoral de la universidad, ¿cuál fue? ¡Pentecostés! Una celebración que marcó un antes y después en mi vida. Yo siempre digo que me siento hija del Espíritu Santo. Fue una vigilia muy preciosa y quedé enganchada de la comunidad.

 

Siempre recuerdo que, si bien me crié como católica, desde chica me preguntaba si solo significaba rezar. Leía la biblia, decía que quería entenderla. Hasta que un seminarista de mi parroquia me animó a participar de la pastoral, “busca a Dios”, me dijo. 

 

Preguntas, cuestionamientos y miedos

 

- A medida que me involucraba más en pastoral, me percataba que mis compañeros poco a poco disminuyeron su presencia en pastoral y no los veía tan comprometidos, pero yo fui todo lo contrario y eso me llamaba la atención y me lo cuestionaba, “y si yo fuera como ella?” Pero en un inicio mi no era férreo, pero no dejaba de participar, hasta que una misionera me dijo “déjate de jugar y averigua qué realmente quieres” y empecé un proceso de discernimiento.

 

En medio de este proceso, me tocó acompañar a una señora en todas sus necesidades. Una actividad académica dada la función de mi carrera. Lo que me llamaba la atención de ella era que a pesar de tener todas sus necesidades cubiertas seguía triste y apenada. En ese momento sentía una voz interna que me decía “Vale, háblale de mi, Dile que es mi hija y yo la amo”. En ese momento empecé a decirle muchas palabras de fe como estilo de una prédica  a la señora, de las que me sorprendí en su momento, pero entendí que eso era lo que quería y lo que Jesús me decía, como “Valeria, aquí te quiero, dando mi palabra”. Me quedó claro que la gente para ser feliz tiene que cambiar desde dentro y no desde fuera. Siempre me emociono cuando recuerdo esto, porque fue en ese momento que supe que este era mi lugar.

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